jueves, 18 de agosto de 2011

La paradoja de la polarización

por Castillo Marín, Ángel

Una de las paradojas argentinas consiste en que la polarización que se observa en la estructura social no se repite en la estructura de la división de partidos políticos. La Argentina es un país de divisiones. Ortega y Gasset intuyó la existencia de una oscura compulsión que impedía a España integrarse como nación, muy semejante a la que existe actualmente en nuestro país, y la denominó particularismo. Pocos años después esa compulsión se convirtió en acción directa, causando un millón de muertos. El destino vital de una nación depende, en definitiva, de la capacidad de incorporar creativamente a todos sus miembros. Consiste, sencillamente, en un proceso de integración. Pero, como ocurre en los ecosistemas y en los cuentos de Borges, la mutación no nace nunca en el centro sino en los bordes, la vitalidad está en las orillas.

Cuando los integrantes de un organismo social o biológico no se abren… se extinguen. Y con ellos tiende también a desaparecer el sistema que los cobija. La compulsión disociativa actual de nuestro sistema socio-político va en esta dirección. Con las únicas excepciones de las mesas de enlace agropecuaria, de ex ministros de energía y religiosas al nivel ecuménico. La Argentina necesita ser conducida por dos grandes coaliciones partidarias, que se alternen entre el Gobierno y la oposición, complementando sus atributos a través del tiempo. Un sistema político bipolar que elimine la incertidumbre, haciendo previsible el futuro de la nación.

En todo sistema, el nivel de claridad y eficiencia es inversamente proporcional al número de los factores que lo integran. En política, la fragmentación en partidos, corrientes o movimientos suele incrementar la confusión y complicar las decisiones, aún más que la proliferación de candidatos. Los sistemas bipartidarios vigentes en el mundo demuestran que en ellos la población se unifica de acuerdo con ideales, principios y programas de largo plazo. Cuando las opciones electorales son solamente dos, los ciudadanos pueden conocer mejor las propuestas, y saber lo que posiblemente les espera después de elegir.

Por el contrario, en sistemas multipartidarios como el nuestro, la política se convierte en un juego de azar, donde la proliferación de programas, candidatos y fórmulas oscurecen la visión del ciudadano, impidiéndole elegir racionalmente a sus candidatos.

La rutina de la alternancia, que se observa en las naciones avanzadas, es también un factor que explica el nivel de desarrollo y de coherencia política alcanzados en los últimos años por nuestros vecinos: Brasil, Chile y Uruguay. Immanuel Kant demostró que la descomposición del todo en sus partes puede facilitar el conocimiento, pero no añade nada nuevo al saber. Un sistema político plagado de partidos y candidatos, dependientes de la dudosa probabilidad de las encuestas, no preanuncia gobiernos confiables.

Sabemos, por experiencia, que la desintegración de las fuerzas políticas determina un fenómeno contrapuesto de disgregación y al mismo tiempo de concentración del poder, que condiciona la independencia de las instituciones. A pesar de ello nuestros dirigentes continúan fragmentándose en forma irracional, dentro y fuera de sus partidos.

Cuando alguna institución, como sucedió recientemente en la Comisión de Justicia y Paz del Episcopado, intenta promover el consenso entre el sistema político y la sociedad civil para centrar la prioridad sobre un tema tan crucial como la pobreza, la iniciativa es de inmediato rechazada, o queda “en suspenso”.

La tarea esencial del Estado y de los líderes sociales consiste en encontrar síntesis que aglutinen lo heterogéneo, en función de principios y valores compartidos, transcendiendo las diferencias e intereses individuales.

Artículo completo en http://www.revistacriterio.com.ar/politica-economia/la-paradoja-de-la-polarizacion/

El autor es politólogo y profesor en la Universidad del Salvador.

5 comentarios:

  1. “Los sistemas bipartidarios vigentes en el mundo demuestran que en ellos la población se unifica de acuerdo con ideales, principios y programas de largo plazo.”

    Si vemos los resultados de la elección de ayer (14/8/211), podemos ver que se enfrentaron una propuesta, un “modelo” – o sea el reclamado ideal con principios y programas a largo plazo – contra una serie de personajes manipulados por el sistema mediático, ninguno de los cuales propuso un proyecto alternativo creíble y sustentable en el tiempo.

    Argentina no es el contraejemplo de los países “civilizados” bipartidistas, es un país con una historia no lineal que arranca de un modelo aristocrático ligado a intereses económicos extranjeros. Mas adelante pierde décadas enteras, de irracionalidad y violencia inconcebibles, tratando de extirpar el peronismo en lugar de realizar una síntesis que lo incluya e incorpore nuevas ideas.

    Hay culpables y ganadores, no somos “los argentinos” culpables de esta historia, somos las víctimas. Pretender que el monopolio de la voluntad de acordar, de consensuar, estuvo alguna vez en esta oposición no se compadece con la realidad.

    Lo que dividió a la oposición es que se prestaron a participar de un “concurso de belleza” cuyo jurado son las corporaciones que los evaluó (y financió) de acuerdo con su adecuación a intereses particulares.

    El problema es que si los intereses económicos son los que manejan la política, solo se puede llegar a sociedades con cada vez más desigualdad, más injusticia.

    Un proyecto político superador debe ver todo lo bueno que ha hecho este gobierno, no solamente lo que real o imaginariamente es “malo” e ignorar y tapar lo positivo.

    El mensaje xenofóbico, discriminador, que hemos visto es el pasado, un retazo de aristocracia y plutocracia que impide la unión de los argentinos.

    Superémoslo, la Argentina y los argentinos lo merecemos.

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  2. En el encuentro organizado por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) en el hotel Pestana, Sergio Berensztein, el expositor invitado, instó a derribar algunos lugares comunes del establishment y advirtió sobre elucubraciones que no siempre se condicen con lo que realmente pasa “A veces hablamos en un microclima y no tenemos idea de lo que está pasando en la sociedad”.

    Todos, inevitablemente, componemos nuestra visión de “lo que pasa” a partir de información parcial. El problema es que tendemos a privilegiar la información que refuerza el marco conceptual que hemos creado y de esta forma vamos “congelando” nuestro pensamiento. En esta situación, directamente no vemos nada que no encaje con lo que nos tiene “enfocados”.

    En un interesantísimo experimento, investigadores de la Universidad de Harvard consiguieron voluntarios a los que les presentaron un video de un partido de básquetbol y les pidieron que contaran la cantidad de pases que hacían los jugadores de blanco, pero que ignorasen los de los de negro. El video duraba menos de un minuto, e inmediatamente después de finalizado les preguntaban cuántos habían contado. (Si el lector deseara hacer la prueba por sí mismo, puede detener la lectura ahora mismo e ingresar en http://www.theinvisiblegorilla.com. Deberá observar el video atentamente y asegurarse de incluir en su cuenta tanto los pases aéreos como los de rebote.)

    La respuesta correcta era 34 o tal vez 35. En realidad no importa. La tarea de contar los pases tenía como objetivo mantener al observador ocupado en algo que requería atención a la acción que se desarrollaba en la pantalla, pero en realidad la habilidad para contar pases no interesaba.

    Lo que se estaba testeando era otra cosa: promediando el video, una estudiante disfrazada de gorila entraba en la escena, se detenía entre los jugadores, miraba a cámara, levantaba el pulgar y se retiraba, luego de haber permanecido alrededor de nueve segundos en pantalla.

    Después de preguntarles a los sujetos acerca de los pases, les hacían las preguntas más importantes:

    –¿Notó algo inusual mientras contaba los pases?
    –No.
    –¿Notó alguna otra cosa, además de los jugadores?
    –Bueno, había algunos ascensores y unas letras “s” escritas sobre la pared. No sé para qué estaban esas letras “s”.
    –¿Notó a alguien además de los jugadores?
    –No.
    –¿Notó un gorila?
    –¡¿Un qué?!

    Sorpresa, ¡alrededor de la mitad de los sujetos del estudio no había notado el gorila! Cuando volvieron a mirar el video, esta vez sin contar los pases, lo detectaron fácilmente y quedaron atónitos. Algunos dijeron: “¿No vi eso?” o “¡No puede ser!”. Algunos acusaron a los investigadores de cambiar la cinta cuando no estaban mirando.

    NOSOTROS, ¿cuantos gorilas no vemos cada día?

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  3. Fredy dice:
    Martes 16 de Agosto de 2011 a las 9:46 AM

    Lamentablemente, la Argentina aún sigue con la postura del caudillismo, nos gusta el caudillo/a y pienso que se debe a que no nos gusta todavía asumir una vida en democracia donde todos, cada uno en su lugar tiene que participar en el destino de la Patria. Es más cómodo que el lider, piense, guie, resuelva, dictamine, dirija en nombre de todos.

    Hoy como carecemos de esos líderes surgen la multiplicación de partidos y como novedad la multiplicación de frentes del mismo partido, el ejemplo lo demostraron las elecciones del día 14 de agosto. Un frente del partido gobernante conducido por una lider, y luego la oposición que no puede reunir votos porque están tan fraccionados que no llegan a contar con cantidades de votantes que les permita poder hacer frente al partido gobernante.

    Hace falta escuela de políticos, falta formación para ser poíticos, no simples buenas voluntades.

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  4. Estimado Fredy,

    Efectivamente no alcanza con buena voluntad para ser político!

    Fijate mi comentario en el número de Junio 2011 en “La oposición también degrada la política”

    Cordialmente,

    jc

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  5. Ya pasó una semana y se conocieron las cifras definitivas de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), tiempo suficiente para analizar con más calma los resultados.

    Hablar de fraude significa tratar de inútiles e ignorantes a todos los fiscales y candidatos perdedores y desconocer los mecanismos de una elección. Descartemos el tema.

    Descalificar a los votantes es solamente un ejercicio de soberbia, cada uno tiene razones diferentes para elegir lo que cree que le conviene. En la actualidad “la gente” piensa y según se pudo comprobar, se guía por cómo le va realmente en su vida.

    La sorpresa y el despatarro de los candidatos de la oposición habla de su incapacidad de mirar (para ver) y escuchar (para entender) fuera de su círculo. Desplegaron sus plumas frente a los medios y se equivocaron, creyeron que bastaban tapas de diarios y placas en las pantallas para convencer a los votantes que “todo es un desastre”. Y primó la realidad cotidiana sobre esa imagen virtual: la gente y en particular los pobres están mucho mejor.(1) La presidenta no necesitó disfrazarse ni recurrir al miedo para que la gente la elija.

    Ahora, la corporación mediática culpa a los políticos como si ellos no tuvieran nada que ver con lo ocurrido. Criterio siguió ajustadamente los lineamientos de esta campaña, primero apoyando en cada número el “todo mal” e ignorando avances, sobre el final reclamando a los políticos “unidad” y colaborando con el surgimiento de Binner, que terminaron viendo como un mal menor. Este ciclo exige una autocrítica seria por parte de la revista y sus lectores porque también es responsable de este proceso que se basó en instalar visiones parciales y falacias interesadas.

    Creo que mucho más que la muerte de Néstor Kirchner lo que lleva a esta victoria del Frente para la Victoria fueron las elecciones del 2009. Sus resultados impulsaron en el gobierno una revisión profunda de las necesidades y prioridades de todos los argentinos.

    Solo como ejemplo, hoy el diálogo con el sector agroindustrial lo lleva un ministerio que sin ninguna grandilocuencia ha resuelto muchos de los problemas y dado un impulso importante al sector. Las declaraciones de Biolcatti de esta semana reconocieron, a contramano de su discurso anterior, que “el campo está bien” como se corroboró contundentemente con los resultados electorales en zonas rurales.

    Este es un momento que puede ser una bisagra en la historia argentina. Hay mucho por hacer, muchísimo, y las necesidades insatisfechas son inmensas. El contexto global es difícil y requerirá como nunca la creatividad y energía de los argentinos.

    Ahora todos debemos elegir entre participar o criticar desde el sillón. Abrirnos al diálogo o encerrarnos en nuestras “sensaciones” y prejuicios. Seguir con el discurso de “todo es un desastre” o ser una oposición que participa del crecimiento de la Argentina, apoyando con coherencia y proponiendo ideas alternativas. Ahora se verá la grandeza y el patriotismo de todos, tanto de los ganadores como de los perdedores de las PASO. No todo tiempo pasado fue mejor, pero de nosotros depende que el presente lo sea.

    Criterio puede contribuir reconociendo los logros de esta gestión y que “los argentinos” somos capaces de construir nuestra historia, superando esa visión negativa, que nos anclaba en la desesperanza y que ha quedado más que nunca en el pasado. Espero una verdadera renovación y discusión de ideas, no solamente críticas sin más que adjetivos como sustento.

    (1) Mensaje del grupo de curas en la opción por los pobres al concluir su 25º Encuentro Anual

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