sábado, 6 de agosto de 2011

La honestidad política, un valor determinante

Por Prins, Arturo

Sería razonable que nuestros políticos situaran el valor de la honestidad por encima de la astucia, valor supremo en la Argentina, según Borges.Un periodista del diario La Tribune de Genève preguntó a Borges por qué había decidido vivir sus últimos días en Suiza. Respondió que deseaba que sus restos descansaran en tierra suiza, donde la honestidad era el valor más alto de la vida, y no en suelo argentino, donde el valor supremo era la astucia.

Profundo conocedor de la identidad argentina, sus palabras hoy resuenan en nuestra memoria atraídas por la realidad política. Si la astucia es la habilidad para engañar y lograr artificiosamente un fin, sus consecuencias son graves cuando se la practica en este terreno. De allí que los actos de quienes gobiernan o aspiran a hacerlo, deben reflejar no sólo responsabilidad sino también verdad pues repercuten en toda la sociedad. Coincidimos con Borges: utilizamos con frecuencia procedimientos engañosos que por habituales pasan inadvertidos. Y si alguien los enfrenta o señala su inconveniencia puede ser considerado, en el mejor de los casos, un ingenuo.

La presidenta Cristina Kirchner, en su discurso del 9 de julio último en Tucumán, dijo que por primera vez los argentinos elegiremos a los candidatos en primarias abiertas, obligatorias y simultáneas el 14 de agosto, y exhortó a votar ese día “para que de aquí en más no elijan las burocracias”. El engaño de su exhortación consiste en que los candidatos más importantes ya fueron elegidos por la “burocracia” de la que ella formó parte. Ningún partido nominó candidaturas a través de internas democráticas o elecciones primarias. La intención del Gobierno cuando impulsó la ley de primarias fue otra, según explicamos anteriormente (CRITERIO Nº 2369, pág.11).

En una democracia normal, las elecciones primarias se diferencian de las generales. En nuestro caso, el acto del 14 de agosto tiene la característica de una primera vuelta, por su obligatoriedad (según la ley argentina) y porque generará alianzas para enfrentar en octubre a su ganador. La elección de octubre será entonces una segunda vuelta con el insólito agregado de que podría abrirse a una tercera.

Otra astucia política fue la acordada por el entonces presidente Carlos Menem y el titular de la UCR, Raúl Alfonsín, en el Pacto de Olivos (1994). Menem sugirió un sistema electoral que le permitiera fácilmente la reelección. Alfonsín suscribió la mañosa idea y la Argentina tiene así un inédito ballottage que puede consagrar presidente de la Nación en primera vuelta a quien no obtenga más del 50% de los votos. Nuestro ballottage –a diferencia de otras democracias– declara presidente a quien logra más del 45% de los votos. El artificio, incorporado a la Constitución, es un contrasentido que aún perdura.

Otro artificio son las efímeras alianzas de cada ciclo electoral. En 2009 –quizás pocos lo recuerden–, se constituyó el Acuerdo Cívico Social con Elisa Carrió, Ricardo Alfonsín y Hermes Binner, hoy candidatos presidenciales enfrentados entre sí. El Peronismo Federal o disidente reunía hace unos meses a Eduardo Duhalde y a Alberto Rodríguez Saá; ahora confrontan sus aspiraciones. Francisco de Narváez, candidato a gobernador de Buenos Aires por ese mismo partido, comparte ahora el espacio político con la UCR. La ambivalencia creó una dificultad a los estrategas de su campaña: cómo atraer el voto peronista con una boleta encabezada por el sello radical, con Ricardo Alfonsín candidato a presidente.

Los ejemplos abundan y llevan a pensar que la honestidad, como valor determinante en la consideración y seriedad de un país, necesita ser tenida en cuenta, como observaba Borges en su destino final.

9 comentarios:

  1. Conociendo los banqueros suizos, me parece que Borges confunde honestidad con formalidad y ética con apego a una ley creada por ellos mismos. Los ladrones de guante blanco no son más honestos que los de gallinas.

    El articulista dice que la presidenta engaña porque “los candidatos más importantes ya fueron elegidos por la ‘burocracia’” y prefiere ignorar que miles de otros candidatos si serán elegidos por la gente. No alcanza con que este sea un paso adelante y que así se presente, hay que llamarlo engaño, una exageración rutinaria.

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  2. horacio bottino dice:
    Jueves 4 de Agosto de 2011 a las 11:41 PM

    ¿Honestidad pedía Borges que apoyó a Videla, Pinochet, Aramburu y Rojas?

    ¿conocía profundamente la Argentina? ¿Qué sabía de la Patagonia? ¿Qué sabía de Cuyo? ¿del Noroeste?¿Del litoral? ¿De las provincias de Córdoba y Santa Fé? ¿De los pueblos originarios? CASI NADA

    ¿Conocía a Atahualpa Yupanqui, Chazarreta, Carrizo, Lima Quintana, Los Dávalos, Ceferino, Esquiú, el cura Brochero, las reducciones jesuíticas, los santuarios de la Virgen en toda Argentina, el Perito Moreno, Cataratas, la cordillera de los Andes, el río Paraná? ¿guaraníes, tobas, mapuches, humahuacos, diaguitas, tobas?

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  3. MARTIN dice:
    Martes 9 de Agosto de 2011 a las 9:26 AM

    Veo a este periodista colgado de los mismos vicios que tiene la prensa en Argentina tanto oficialista como de oposición, en este caso prácticamente el articulo parece escrito por algún mandatario de los medios monopólicos que en otras épocas generaban agendas y ambientes anti democráticas y/o destituyentes en su caso no corresponde atribuir a la persona de la presidente tal juicio de “engaño” en en el tercer párrafo cuando es visible que en política solo deberían juzgarse por los frutos y no por lo que se pretende decir o hacer.

    Coincido con el anterior opinante…. Borges fué solo un buen escritor, pero a la política creo que la detestaba.

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  4. En estos días podemos ver en el mismísimo Londres la violencia causada por un sistema que tan bien define Roberto González en su comentario sobre “Los mártires de Argelia” como “el martirio de comunidades enteras en los hornos crematorios que cocinan los grandes intereses del mercado en toda África, en Medio Oriente, en Palestina, en Afganistán, en Centroamérica”.

    Y la respuesta del sistema es militar: David Cameron dice que “necesitábamos contraatacar y el contraataque ha comenzado”. Ahora los muertos serán más y la fuerza prevalecerá sobre la justicia. ¡Todo sea por “el orden”!

    Los medios acompañan: toda esta explosión de ira es causada “luego de que la policía asesinara a un joven de 26 años” sin mencionar la pobreza, el desempleo de los jóvenes, la vida sin esperanzas a la que están condenados, que está en la raíz de los desórdenes.

    Acá pasan sin comentarios la xenofobia, el racismo y el llamado al gatillo fácil de políticos que dan vergüenza. Pero como son opositores, ellos no “engañan”.

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  5. En el juego de la política hay constantes que se exacerban en tiempo de elecciones, clásicos que se juegan desde que el mundo es mundo.

    Cuando un partido gobernante realiza acciones concretas la oposición clama al cielo por lo que describe como un demagógico juego de concentración de poder. Reclama furiosamente “libertades” e “institucionalidad” que en sus turnos nunca respetó, pero que “ahora” resultan ser lo más importante para el país. Por supuesto, además ignora y ningunea todo lo que es positivo.

    Como en todos lados son más los que tienen necesidades y votan, la oposición también declara ser la defensora incondicional de “los pobres” y reclama para ellos toda clase de beneficios sociales. Es algo fácil, total no le cuesta nada ni tiene que tomarse el trabajo de implementarlos. Se cuida, eso si, de proponer medidas para financiar sus reclamos, no sea cosa que en una de esas vueltas de la vida los poderosos crean que quieren echar mano de su plata.

    Dentro de este juego, también se agita la “corrupción”, que es otra forma de devaluar logros ajenos, y se promueven todos los desórdenes posibles. A partir de ahí, son los campeones de la “decencia” y el “orden”, aunque estén procesados en varias causas y carguen muertos sobre sus conciencias.

    Los medios “libres” (de límites éticos) los apoyan e incluso ahora los manejan y condicionan. Nada nuevo.

    Lo lamentable, en mi opinión, es que revistas que debieran expresar un pensamiento más amplio, serio y ecuánime, no lo hagan así. Y si su línea dice ser coherente con los valores cristianos, que no los defiendan claramente.

    No he visto en estos últimos dos años ningún artículo que apruebe alguna medida del gobierno, con o sin reparos. Ninguno. En cambio, hay muchos francamente agresivos, en la línea de los medios dominantes. Últimamente hay una especie de reclamo a la oposición, ya que las ¿propuestas/candidatos? que ofrece son tan pobres que no alcanzan para enfrentar al gobierno.

    Quisiera que mejore el nivel de análisis, escuchar argumentos fundados y propuestas concretas desde distintos ángulos y posiciones políticas. Que se superara una línea conservadora que permanece anclada en el pasado. Ojalá ocurra pronto.

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  6. Pablo Lopez Herrera dice:
    Viernes 12 de Agosto de 2011 a las 12:17 PM

    Me sorprende en este medio tan moderado en su contenido, y en un artículo de opinión -con cuyo contenido concuerdo- encontrar comentarios panfletarios.

    Es un signo de los tiempos la decadencia en el debate. En lugar de tratar de entender, y de contestar con la altura debida, se cae rápidamente en el vicio de denostar al otro, en intentar transformar sus ideas en argumentos ofensivos, y en cambiar el eje del debate y llevarlo casi a la pelea callejera.

    Aunque fuera discutible -que no lo creo- tomar los dichos de Borges como los mas acertados, el tema central y de fondo es la honestidad política versus la astucia y la manipulación, de las que -dicho sea al pasar- el “kirchnerismo” hace y ha hecho uso y abuso desde que la pareja reinante (”El” desde donde esté, que nos mira y acompaña…) se dedica a la política, entre muchos otros políticos que no le han ido a la zaga.

    Quizás si se centrara el debate en el tema de fondo: que la astucia nos ha llevado a la decadencia, y que solo la honestidad nos podrá salvar, el dialogo pudiera ser posible. Pero aún para dialogar “en positivo”, debemos tratar de ser honestos, lo que parece no ser tan corriente, ni siquiera por estos lares… por donde también merodean las alimañas. Triste y mediocre época…

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  7. MARTIN dice:
    Lunes 15 de Agosto de 2011 a las 10:08 AM

    Es de reconocer Don Lafosse que estás muy oficialista en la defensa de tus argumentos y no te lo critico porque es un criterio que se ajusta a los hechos y coincido que nuestra querida Iglesia “oficial” siempre fue poco coherente con los gobiernos que pusieron en practica algunas “Bienaventuranzas” mientras que otras veces apoyaron lo contrario.

    Me parece que es necesario también reconocer a los medios también oficiales de la iglesia como aquí en Córdoba, donde Radio María se jugó por el proyecto de la nueva ley de medios inclusive arriesgando perder aportantes “sojeros” (RM no tiene publicidad) ya que su director había participado en los grupos convocados y sostuvo su postura.

    Me parece que cuando a un pueblo “sano” como es el de nuestra patria se le informa mas o menos profesional e imparcialmente, NO SE EQUIVOCA al votar, es decir tiene capacidad de discernimiento, y puede elegir candidatos inclusive desconcertando a los que creen como a los autores de este artículo que todo político puede ser mentiroso.

    Ojalá nosotros también podamos prescindir de nuestras ideas en pro de la unidad de los argentinos ya que el futuro a nivel global está más que complicado.

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  8. Estimado Martín,

    Sucede que mis opiniones “no oficialistas” no tienen mucho sentido en Criterio, a mi me parece que la línea de la revista es idéntica a la de “Clarín-Nacion-TN-300 medios más” sin aportar nada para discutir y analizar y por eso sueno oficialista. De todas formas, no vería nada de malo en serlo.

    Francamente solo trato de tener una opinión independiente. Yo creo que hay muchas cosas serias para criticar y discutir de lo que ha hecho este gobierno, pero eso se hace desde información verificada, con argumentos e ideas, no leyendo los mismos dos diarios, conversando con gente “como uno” y repitiendo lo que “todos pensamos” y encima desde una actitud de superioridad más que discutible.

    Por ejemplo, es verdad que Criterio nunca mencionó la Asignación Universal por Hijo, incluso a pesar de haber dicho un mes antes que si la hubiera “solucionaría…”. No aportó ninguna idea para perfeccionarla y ni siquiera la criticó: se limitó a ignorarla. Cuando entrevista a Cassareto, la “pregunta” de Poirier parece sacada de Clarín: “un desastre”. Por suerte la respuesta ignora la insidia.

    Después de meses de publicar artículos críticos, inflamados de reclamos de “consenso”, orden”, “institucionalidad”, etc. etc. de golpe descubren que los ¿candidatos? no sirven para derrocar al kirchnerismo. Ahí comienzan a reclamar unidad de la oposición, renunciamientos patrióticos y a empujar a Binner. Hasta critican la existencia de las PASO y Cristina “engaña”! Exactamente en sintonía con el eje mediático, preocupado por el resultado de las elecciones que avizoraban.

    Lo mismo ocurre con todas y cada una de las cosas que le parezcan vagamente positivas. Simplemente no existen, mirá el experimento del gorila en mi comentario a otro artículo de este mismo número. Solo se ve lo que se quiere ver y eso no es lo que espero (al menos yo) de una revista que se precia de cristiana.

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  9. Ni los argentinos somos los campeones de la “astucia” ni todo tiempo pasado fue mejor. Bastaría seguir mínimamente lo que pasa en el Congreso de EEUU para ver que acá somos niños de pecho en materia de deshonestidad política. Y para divertirse sugiero una leidita a los diarios italianos. Por estos lares – como en todo el mundo – alimañas siempre hubo, pero yo creo que somos muchos los honestos y dispuestos a dialogar sin agresiones inútiles.

    No defiendo un gobierno, pero veo que hay un discurso alejado de la realidad. Acá se fabrican “sensaciones”: de inseguridad, corrupción, mediocridad, “caos”, “desastre” y “decadencia”. En Criterio es constante la depreciación de “los argentinos”. Somos los peores, Borges lo dijo! Y esto no es cierto, es una “sensación” que nos quieren imponer desde Sarmiento en adelante.

    Hoy todo esto lo desparrama un aparato mediático cuya capacidad de hacerse oír por lo menos quintuplica la suma de todos los medios llamados “oficialistas” juntos. Se puede verificar fácilmente en http://television.com.ar/ratings/ y http://www.ivc.org.ar/consulta. Hay muchos sitios adicionales que brindan buena información de circulación y ratings de audiencia.

    No me parece sano que exista una guerra abierta entre el gobierno y esta corporación mediática, pero es innegable que esta guerra existe. Tampoco es razonable – y son muy pocos los países que lo tolerarían – que exista un virtual monopolio de la información y la comunicación. Negar que este monopolio miente y distorsiona sería muy ingenuo. El más simple análisis de la coherencia entre títulos y contenidos lo delata: TODO está mal, aunque el texto diga exactamente lo contrario!

    Yo pregunto ¿de qué país hablan? Esta semana se ve con toda claridad que no es de la Argentina. Más de la mitad de los argentinos opinan lo contrario y no me parece que a pesar de lo que diga Borges seamos todos tarados. Viven mejor, no como quisieran, pero indudablemente mejor.

    Por supuesto que se puede pensar que se podría estar aún mejor si otro hubiera sido el gobierno o si este hubiera tomado medidas diferentes, pero es bastante evidente que tan mal no lo hizo. También podríamos estar mucho peor, como ocurre ahora en más de un país europeo.

    Argentina perdió décadas tratando de exterminar “el peronismo”. Fusiló, torturó, encarceló, desapareció, nos llevó a una guerra y fundió el país detrás de este objetivo. No tuvo la más mínima capacidad de acordar, de realizar una síntesis que incluyera al peronismo. De esa historia venimos y ahora muchos que apoyaron esta insensatez nos hablan de “consenso”. “No se puede gobernar sin el peronismo”: que buenísima razón para sentarse a la mesa con los peronistas! No es razonable quedarse en el 45!

    Hoy escucho que se habla del triunfo del peronismo y me parece que no es así. El kirchnerismo ha sido capaz de incluir a buena parte del peronismo en una construcción política más amplia. Aunque ahora nadie se acuerde de Cobos (por suerte!) ni de los radicales K, siguen estando a la vista más de diez millones de votos. Si me hablan de capacidad política para acordar y consensuar un proyecto de país esto es algo que no consiguió Raúl Alfonsín, ni el turco, ni mucho menos la Alianza. Ya sé: todo esto es solamente por “la caja”, el viento de cola e ingeniosidades publicitarias! Una simpleza nada más, o quizás algo que merece mucho más análisis.

    Creo que este es un muy buen momento para sentarse a escuchar, a prestar atención al deseo de construir algo nuevo, de dejar “sensaciones” y prejuicios de lado y ver como contribuir al bienestar y unión de los argentinos. A proponer y criticar seriamente lo hecho y todo lo por hacer. De no hacerse tanto problema con la marchita y si a alguno le molesta, que recuerde que París bien vale una misa y Argentina también.

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